Era modélico, paciente, conformista, no preguntaba solo obedecía.
El premio le llegó con su admisión perpetua en la casa del SOMA.
Gracias gracias decia
Allí nada le faltaba todo lo tenía.
Poco deseaba.
La felicidad deseada, pedida
Por las mañanas paseos pisando grillos y margaritas
Que cabrón, nada le importaba
Por la tarde programas del corazón en televisión.
Algún debate político de estos que se critican y ofenden
y no ofrecen ni proyecto ni solución.
Alguna noche fútbol, era otra dimensión.
No dejaba de ser SOMA
que alienaba
Y como un día comparó MARX era igual que la religión.
Paso un día y otro día y un mes y otro mes pasó.
Pero un día no le dieron SOMA ni fútbol en television
Tuvo que pensar por si mismo
Y si si decidió volver al mundo real o no tanto
Sin SOMA, fútbol ni políticos en televisión.
Ya no pisa grillos ni margaritas
Sustituye el SOMA por ratafia
Y lee mucha poesía.
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